En un evento muy especial, en el que conmemoramos el Día de la Madre, descubrimos junto a la experta en emociones y color, Elizabetta Rosad cómo las joyas guardan relación con lo emocional y lo energético
Mamá es tan poderosa como una gema y tan brillante como una joya. En Braganza lo sabemos. Por eso, durante el mes de mayo, desarrollamos una actividad muy especial en nuestras instalaciones a propósito del Día de la Madre. En compañía de nuestras clientes VIP y amigas de la casa, conocimos junto a la experta en emociones y color Elizabetta Rosad, cómo las joyas fungen como mensajeras energéticas.
Elizabetta indicó en el conversatorio o tertulia “El poder emocional de las joyas” que cada piedra, metal o forma en las joyas encierra por sí misma información valiosa sobre lo que cada persona siente y desea. Por eso, invitó a cada una de las invitadas a siempre dejarse llevar por lo que su cuerpo solicita al admirar una pieza brillante. Hizo hincapie en que, seleccionar joyas es una de esas experiencias que cuenta la historia de lo que queremos vivir en el ahora, y de la versión de nosotros que estamos experimentando en tiempo presente.
Elizabetta indicó en el conversatorio o tertulia “El poder emocional de las joyas” que cada piedra, metal o forma en las joyas encierra por sí misma información valiosa sobre lo que cada persona siente y desea. Por eso, invitó a cada una de las invitadas a siempre dejarse llevar por lo que su cuerpo solicita al admirar una pieza brillante. Hizo hincapie en que, seleccionar joyas es una de esas experiencias que cuenta la historia de lo que queremos vivir en el ahora, y de la versión de nosotros que estamos experimentando en tiempo presente.
En conclusión lo vivido fue una tarde amena con información útil para nuestras clientas, quienes mientras escuchaban a Elizabetta con atención, también pudieron admirar nuestras nuevas piezas en Braganza y lucirlas para ser fotografiadas. Juntas brindamos con burbujas y degustamos apertivos exquisitos durante la experiencia interactiva guidada por nuestra querida Elizabetta.